HERA: La Esposa Oficial
La esposa y la madre oficial ...
La Diosa de las lágrimas y el despecho femenino
(Cáncer)
Hera es la Esposa Oficial del Gran Dios del Olimpo, y la madre de sus hijos legítimos. Sin embargo, pese a su poderoso status, es también la Diosa que aulla y grita de rabia en la montaña... porque fue confinada al Gineceo sin haber sido consultado su deseo.
Cada arquetipo tiene tanto un lado negativo como uno positivo. En su faz oscura, Hera es la que siente el dolor de haber tenido que subordinar sus otras facetas femeninas (el amor sensual, la vocación, el poder y la libertad de circular por el mundo) ante el excluyente rol de Esposa y Madre, impuesto por el ingreso de la humanidad a la etapa del patriarcado.
También es la que enfrenta cada tanto los celos dolorosos de otras mujeres: las amantes sensuales, las que optaron por su vocación en el mundo, las libres y potentes... Extrañamente (para Hera) éstas suelen percibir su posición de Esposa y Madre como una amenaza y como la fuente de su propia desdicha.
Pero en la faz positiva de su imagen arquetípica, Hera es también la Diosa de la profunda compasión, cuando se percata de que dedicarse a un hombre y a los hijos no significa la muerte de su propia libertad, sino mas bien situar su centro (su parte en tanto que "individua") en comunión con alguien a través del amor...
En este punto, Hera se pone compasiva con todos los seres, varones y mujeres... Perdona, libera de culpa a otros... y ella misma se libera...
Hera nos ayuda a comprender y a perdonar, porque conoce algo que a los varones y mujeres del presente todavía nos resulta muy lejano. Ella viene a decirnos que la ira y el resentimiento de las mujeres (por haber sido confinadas, desde hace milenios, al rol excluyente y sacrificado de criadoras y sostenedoras de la prole) fueron no obstante los carbones que recubrieron los diamantes de la evolución humana. Fueron las emociones alquímicas que, a lo largo de la historia, sirvieron de alimento a la hoguera de la Vida...
Hera sabe y quiere transmitirnos (aunque a nosotros aún no nos conste que así sea) que una misteriosa cualidad reparadora empezó a desplegarse en la Historia del Mundo a partir de las lágrimas de la ira y el despecho femenino.
Quizá no esté lejos el día en el que se nos revele su propósito profundo...